SAN QUIRICO Y LA JUSTICIA
Hace relativamente poco tiempo, tuvimos la desdicha de oír a un personaje público, Duran i Lleida, que se dedica a la política (lo de “político” le queda grande) exponer su opinión sobre todo un pueblo, Andalucía, de una manera tan ridícula que cuesta trabajo creer que pudiera en algún otro momento superar su estolidez. Recordemos que manifestó que "en otros sitios de España, con lo que damos nosotros de aportación conjunta al Estado, reciben un PER para pasar una mañana o toda la jornada en el bar del pueblo". Y eso que el Barcelona iba líder destacado en la Liga de ese año.
Y no olvidemos que no era la primera vez que buscaba el aplauso fácil entre su hinchada con ataques de similar jaez y no me explayo en las citas porque las hemerotecas están ahí y San Google ayuda mucho.
Una declaración de ese tipo, ante la que uno no puede sino pensar que quien la formuló es gilipollas, hay que entenderla en su contexto y en su contexto es rematadamente gilipollas.
Pero algo que fue rebuznado hace año y medio no debe ser motivo de tantos análisis ya que estamos en pleno tránsito hacia la primavera, pero lo que sí es motivo de mínimo análisis es el hecho de que este hooligan de la política, amparado en unas siglas que suponemos serias (o sea que no debiera ser como el GIL en sus momentos de gloria o Ruiz Mateos en su etapa de eurodiputado), ha soltado una perla que, sin incidir esta vez en la generalización absurda contra gentes de todo tipo y condición, demuestra sin el menor género de dudas que el prenda en cuestión vive en una realidad paralela que para sí quisieran los de Matrix.
A saber, el ínclito líder de UDC, socio de CIU donde sea necesario, analizando la situación de corrupción generalizada, las imputaciones a políticos que casualmente siempre están ahí y no pueden decir aquello de “la pelota la ha tirado un señor que pasaba”, se escandaliza y en “Eleconomista.es” del 16 de marzo (hace un cuarto de hora como quien dice) escupe la siguiente perla: "Tenemos que ser cuidadosos y ver si queremos dejar en manos de los jueces el destino de los políticos". Y habla de un contexto en que los políticos supuestamente han delinquido, no de su destino para la eternidad, que conste.
O sea, resumiendo para aquellos que no cobramos el PER ni somos políticos en ejercicio, ¿que si un político delinque lo tiene que juzgar San Quirico? (que no dudo yo de su buen criterio, que conste) ¿O su equivalente Sant Quirçe para que no se nos ofenda?
Ya.
Digamos que en estos momentos a varias tribus urbanas empiezan a chirriarle los oídos y los Urdangarines, Camps, imputados por los ERES todos, supervivientes del caso Naseiro reencarnados en Gurtelianos de pro, y tantos que están en lista de espera bailan la sardana al ritmo de la Filarmónica de Llobregat. Y hasta Berlusconi haría cola para sacarse el pasaporte español.
Es decir, no es que reconozcamos la degradación de una sociedad impregnada hasta las cachas por el estigma de la corrupción; no es que procuremos limpiar las cloacas del Estado ni que cortemos por lo sano procurando acercarnos por la única vía posible a una verdadera democracia, sino que este tipo barriobajero de la política pretende eximir de toda culpa a los causantes de este desatino y de un saqueo como pocos conoce la historia de la Humanidad y hasta si es necesario erigir estatuas conmemorativas de tamañas heroicidades.
Y lo pretende perpetrar creando una justicia paralela en la que quienes tienen la responsabilidad de juzgar la totalidad de delitos cometidos en el Estado no puedan ir contra la CLASE, dicho así en mayúsculas, que para eso tienen otro ADN.
Casualmente, porque no puede ser de otra manera, este Señor está implicado en el caso Pallerols (supuesta trama de financiación ilegal de su partido). Y yo cada vez creo menos en las casualidades.
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